La piel sufre la sequedad del otoño y el frío del invierno, pues el órgano más expuesto al contacto con el exterior, y aunque el marketing lo que nos propone es aplicar cremas (obstruyéndola), e impidiendo que ésta respire, voy a proponer el cuidado interno de la piel.
En la publicidad, se hace mucho hincapié en tratar la piel desde el exterior, principalmente con el objetivo de hidratarla y nutrirla, y aunque esto es así, también las cremas incorporan muchos tóxicos para estabilizar, colorear y conservarla, esto a medio plazo terminará contaminando nuestro organismo, pues la piel es capaz de absorber elementos, sean o no tóxicos…
Datos de interés
La piel de una persona adulta y extendida puede llegar a los 2 metros cuadrados, estando constituida por:
3.000.000 glándulas sudoríparas Transpiración: hay una pérdida por evaporación al día de 0,51 litros, más en verano y con el calor Sudor: se excretan 8 dl., en verano más y en fase febril se pueden llegar a eliminar entre 2-3 litros. Deshechos: ricos en cloruro de sodio y nitrogenados (urea, ácido úrico…).
Drenaje y depuración
Es muy importante drenar los órganos que depuran la sangre (hígado, riñones, pulmones…) al ser la piel es un órgano que ayuda a eliminar la sobrecarga de tóxicos.
Riñones: Muchos problemas de picor y/o enrojecimiento, están relacionados con los riñones y posiblemente con una dieta rica en proteínas. La glándula del sudor es el tercer riñón, ayudando a eliminar restos metabólicos cuando los riñones están sobrecargados. Piel oscura y envejecida.
El sudor se torna más denso y con olor más intenso… La irritación de la glándula sudorípara por el paso a través del sudor de los cristales resultantes del metabolismo de las proteínas produce picor, escozor y enrojecimiento.
Reduciremos la ingesta de proteínas y ayudaremos a los riñones con plantas tradicionales como el estigma de maíz o la cola de caballo.
Hígado y vesícula biliar: Muchas afecciones de la piel que cursan con granos y quistes, están relacionados con el hígado y posiblemente con una dieta rica en grasas, carnes y alcohol. La glándula sebácea es el segundo hígado, ayudando a eliminar restos del metabolismo cuando el hígado está sobrecargados, algo muy habitual en nuestra sociedad. Piel color aceituna (amarillo-verdosa) y grasa.
La piel se «abomba», se enrojece y forma cápsulas de sebo o grasa: acné, granitos, forúnculos, hay una inflamación y en algunos casos infección, irritando la glándula sebácea.
Reduciremos la ingesta de alimentos grasos (lácteos y derivados, carnes grasas…) y ayudaremos al hígado y a la vesícula biliar (responsable de degradar las grasas) con plantas tradicionales como la fumaria y el diente de león.
Pulmones: Muchos problemas de sequedad y envejecimiento de la piel, lo relacionamos en acupuntura con los pulmones y posiblemente se de más en personas fumadoras y que se exponen al rigor climático. La piel es el tercer pulmón, ayudando a respirar e hidratar la piel. Obstruir la piel con pinturas o trabajar en ambientes con el aire contaminado, es un factor importante a evitar.
La piel cuando está seca o envejece rápido, nos indica un fuerte esfuerzo por parte de los pulmones afectados. Piel de muy clara, en fase crónica grisácea, seca, arrugada, envejecida.
Reducir el tabaco y la exposición excesiva al sol es muy positivo, fortaleciendo a los pulmones con la práctica de Qi Gong (respiraciones) y la ayuda de plantas tradicionales como llantén y malva.
¿Qué nos dice la piel?
Todos los órganos hablan, nuestro cuerpo físico es sabio y sabe lo que necesita, lo que le sobra, lo que le falta… Si observamos y sentimos nuestra piel, podemos saber mucho de nosotros mismos a muchos niveles, desde el físico al psicosomático, ten presente que es el órgano más externo, responsable del contacto y de la defensa…
Líneas y arrugas: la epidermis se está estrechando, debido a la falta de elastina y colágeno, Pérdida de firmeza: la falta de elasticidad se debe tanto al colágeno y a la elastina, como a cambios producidos en los tejidos de sostén, Hiperpigmentación: señala un déficit de melanocitos, produciendo manchas oscuras (indicador de oxidación), evitar la exposición prolongada al Sol, Fotoenvejecimiento: la exposición prolongada al Sol y/o el déficit de antioxidantes en la dieta, provoca daños en el colágeno dando lugar a una piel arrugada, seca, quebradiza, pigmentada y flácida (sin tono), indicativo del déficit de colágeno, elastina y antioxidantes.
Lo que nos dice la piel a nivel físico ya lo hemos visto, ahora veamos lo que nos puede decir a nivel psicosomático. Cuando tenemos problemas de contacto, la piel puede manifestar afecciones como la psoriasis, como una forma de dar pena para atraer (tócame) o de repeler (no te acerques), también preguntarnos si nos sabemos defender… Así pues la piel da mucha información a diferentes niveles. También episodios prolongados de tristeza afectan a la piel, palidez, falta de brillo…
Nutrir la piel desde dentro
Un pH ácido también daña la salud de nuestra piel, empobreciéndose de minerales alcalinos y dañando a la elastina y al colágeno. Propongo, tras desintoxicar nuestro organismo, incrementando en la dieta nutrientes alcalinos para equilibrar el pH ácido.
El aporte de una fórmula standard para enriquecer nuestra piel acostumbra a tener diferentes elementos,relacionados con el aporte de nutrientes que la enriquecen y fortalecen:
Para hidratar la piel es fundamental ingerir ácidos grasos omega 3-6-9, que actúan tanto sobre las manchas, como sobre el envejecimiento.
Para incrementar el colágeno una combinación de vit. C, Q10, ácido hialurónico, sulfato de condroitina y antioxidantes.
En el caso de piel grasa, son de ayuda: zinc, cromo y una ayuda hepática…